miércoles, 14 de septiembre de 2016

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Intentaron convencerme de que no había mejor lugar para perderse que el azul de unos ojos. Y no lo pongo en duda, pero ni perderse en el infinito de ese mar superará jamás la calidez del cielo estrellado que encierra la oscuridad de tus ojos. Porque jamás me cansaría de mirarlos cada noche y encontrar cada vez una constelación distinta en la que refugiarme del mundo.

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