Libertad, dulce y anhelada libertad.

Mis sentimientos, mi corazón, mi eterna cárcel, eterna desesperación. 

Veo la lluvia por mi ventana. Como cae, libre, sin nada ni nadie que la detenga. Fuerte, fría. A veces dolorosa, a veces calmante. No puedo aguantar más, siento la necesidad de salir, de salir corriendo, de saltar los charcos, de correr, de gritar, de cantar, de reir.

Y no puedo, no puedo. Sólo tendría el valor de salir para llorar, para que nadie viese mis lágrimas. Sólo me queda soñar, soñar con esa libertad, con que bajo esa lluvia alguien me abraze y corra junto a mí, que nadie nos detenga y que él no se quiera detener.

Clouds.

Te despiertas con esa sensación, sí, otra vez esa sensación. Un olor familiar llega a ti. Agua, tierra. Tierra mojada. Te asomas a la ventana. Sí, está oscuro, sí, otra vez está lloviendo.
Hoy, otro día más, otro monótono día gris. Hace frío pero ya ni lo notas, forma parte de tu día a día, piensas en otras cosas.
Las nubes..sí, ellas si pueden llorar sin que nadie se pregunte por qué. Tú tambien quieres pero ya no te queda nada que llorar, ya lo has asumido, ya no te importa, no te duele, no te afecta. Quizás es ese miedo el que no te deja hacerlo, ese miedo a que tu mundo se vuelva como las nubes, grís, negro, monótono. Miedo a que tu mundo se inunde, se inunde de falsos sueños, de sentimientos perdidos. Miedo a que no vuelva a brillar el sol, a que no te vuelva a iluminar.
Vuelve a llover, llueve sobre tierra mojada. Sigue siendo lo mismo, lo mismo de antes, lo mismo que algún día volverá a ser.
La lluvia golpea mi ventana, me hace despertar de esos pensamientos. Las gotas me recuerdan a algo. Sí, son como mis lágrimas, mis lágrimas resbalándose por mis mejillas con esa facilidad..
Ya saldrá el sol, ya vendrá el arcoiris, ya se irá la lluvia.
O al menos eso quiero pensar.

Al fin una verdadera sonrisa, felicidad completa. Al fin puedo sonreir sin miedo a decir que me falta algo.
Hoy pude verte con otros ojos. Hoy pude ver el principio del fin. El principio de mi felicidad sin ti, el final de mi sufrimiento. Hoy sé que no necesito a nadie para sonreir, que mi felicidad depende de mí. Y es que, a veces, el olvido está a un paso de tu corazón.

Todo lo que necesitamos para ser felices es sonreir. :)

Forever can be over.

El término siempre es un término relativo. El amor puede durar para siempre, o puede no durar nada.
Puedes equivocarte y arreglarlo, o estropearlo aún más. Puedes cuidarlo como si te fuera la vida en ello, o dejarlo caer y ver como un frágil corazón de cristal se rompe ante tus narices. Puedes enamorarte de la persona que más feliz te hará o de la que más te hará llorar. Puedes sentirlo de verdad o simplemente no saber que es lo que sientes. Puedes sacar la mayor de las sonrisas, la más sincera que te puedas imaginar, pero también puedes hacer que el dolor más profundo de una persona recorra sus mejillas, humedeciendolas con sentimientos acabados, con un corazón roto.
Cuando alguien se enamora corre el riesgo de acabar sufriendo, y es que un para siempre puede terminar en un hasta nunca, y yo estoy esperando el momento en que todo lo que hay en mí se esfume para siempre..

Sigo esperando el día en que dejaré de sentirlo todo.

Vela.

Me estoy dando cuenta de que me voy consumiendo poquito a poquito como una vela olvidada en el tiempo. Que las heridas que quedan en mi corazón son como pequeñas ráfagas de viento, no llegan a apagarme pero hacen que me cueste mucho brillar como lo hacía antes. Estoy en manos del destino, un destino que ni si quiera está escrito, que sólo sé que un día me apagaré completamente. ¿Y mientras qué hago? Solo sé darle vueltas a las cosas, solo sé pensar en lo que no debo, solo sé sufrir. Yo sola alimento el viento que me llevará a mi fin, y no estoy dispuesta a ello.

Nos consumimos como una vela, y al final, no quedarán ni nuestras cenizas.

Always the same.

¿Y qué más dará? Si total, pase lo que pase, las ralladuras y el sufrimiento me tocan a mí. ¿Y qué más dará todo mientras tú seas feliz?

Crying, like a little girl.

De nada me sirven las palabras.

Y es que ya estoy harta de siempre escuchar lo mismo, harta de que la gente se meta donde no le importa, harta de que la gente crea que sabe mejor que yo lo que realmente siento. ¿Por qué no me dejáis en paz, panda de tarados?
Estoy harta de las palabras esperanzadoras que hacen que mi corazón se agriete un poquito más cada día, estoy harta de que la gente crea que me tomo las cosas de cierta manera, de que crea que me hacen gracia sus comentarios. No os metáis en mi vida ni en lo que siento, porque nadie sabe mejor que yo que es lo que pasa en mi interior. Sólo conseguiréis que lo pague el que menos culpa tiene..
Que sé perfectamente dónde están mis límites y qué soy capaz de conseguir, sé cómo soy y con quién, y me doy cuenta de lo que pasa a mi alrededor. De nada me sirve lo que digáis y menos sin saber..

Cuesta, punto.

¿Por qué nos cuesta tanto luchar por lo que queremos?¿Por qué dejamos escapar nuestros mayores sueños?¿Por qué?
Nos limitamos a mirarles y a quererles en silencio, a escondidas sin querer ser descubiertos. Nos callamos por miedo, miedo a que todo cambia, a no saber que hacer, miedo a una reacción, miedo a que algo empiece y que luego acabe, miedo a todo, miedo a nada. Porque al fin y al cabo, ¿qué tenemos?No tenemos nada, solo tenemos esa sensación de que algo ha nacido en ti, que algo crece y te gusta como te sientes cuando estás con esa persona. Entonces, ¿por qué no intentarlo? Aquí volvemos al mismo sitio, miedo.
¿Por qué debe de haber siempre algo que nos impida conseguir lo que deseamos? ¿Por qué nos retiene? ¿Por qué nos impide tener esa felicidad que queremos aunque sea efímera?
¿Por qué no podemos mostrarles todo lo que significan para nosotros? ¿Por qué no somos capaces de decirles de una vez a la cara: "sí, me gustas/te quiero, y ¿qué?"?
Tampoco somos capaces de decirles lo mucho que les queremos, lo mucho que nos gustan, el bonito de sus ojos, lo bonito de su sonrisa, lo que más nos gusta de ellos, como nos gusta esa risita o mil cosas más. No podemos mostrarles lo que significan realmente.

G.A.Bécquer.

-¿Qué es poesía?, dices mientras clavas

en mi pupila tu pupila azul.

¡Qué es poesía!¿Y tú me lo preguntas?

Poesía...¡eres tú!

¿Quién mejor que Bécquer para expresar lo que sentimos? Quizás muchos, quizás pocos, quizás nadie, quizás todos. Pero ahora le necesito a él.