miércoles, 19 de octubre de 2011

Vela.


Me estoy dando cuenta de que me voy consumiendo poquito a poquito como una vela olvidada en el tiempo. Que las heridas que quedan en mi corazón son como pequeñas ráfagas de viento, no llegan a apagarme pero hacen que me cueste mucho brillar como lo hacía antes. Estoy en manos del destino, un destino que ni si quiera está escrito, que sólo sé que un día me apagaré completamente. ¿Y mientras qué hago? Solo sé darle vueltas a las cosas, solo sé pensar en lo que no debo, solo sé sufrir. Yo sola alimento el viento que me llevará a mi fin, y no estoy dispuesta a ello.

Nos consumimos como una vela, y al final, no quedarán ni nuestras cenizas.

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